Jueves, 1 de enero de 2009 (continuación 31/12/08)

1:00

Ya íbamos de camino a mi casa. mi madre todavía estaba nerviosa por lo de los negocios, aunque por lo visto, había salido bien.
mi hermana, iba dormida en brazos de mi hermano, que...le costaba mantenerse en pie de los siete cubatas y dos litros de cerveza que se había bebido.

Yo seguía hecha u lío. Ahora no tenía claro si de verdad me gustaba Brad, o era sólo obsesión, y si de verdad había sentido un flechazo por Yoel o solo me lo había hecho creer.

De repente empezó a llover. Mi madre y mis hermanos corrieron, muy, muy rápido, la verdad, no se como lo hicieron. en milésimas de segundo, me vi sola, en las calles vacías y oscuras de aquel pueblo, y para colmo, lloviendo.

Empecé a andar también un poco más rápido, la verdad, aunque estaba lloviendo y hacía frío, no tenía ganas de correr.
Miré a mi alrededor. Me había metido en un callejón.
"Qué raro....no recuerdo haber pasado nunca por este callejón tan estrecho..."
Estaba todo el suelo lleno de cajas vacías y de restos de basura tirados por el suelo.
No me paré, pero la verdad, tenía mucho miedo. Mis pasos sonaban cuando pisaba los charcos y parecía que me estaba siguiendo alguien y me tenía que girar muy a menudo asustada.

Noté a alguien muy cerca mía, por detrás, una vez más, me giré, y al hacerlo, tropecé y me caí contra la pared. Me quedé sentada en el suelo, escuchando los pasos de alguien que se acercaba.
Tenía miedo, tanto que no me podía mover.

Pronto, pude ver que de verdad, alguien se acercaba a mí. Era un tipo alto, y parecía llevar un chubasquero.

Yo estaba encogida sobre mi misma, tiritando, no sé si de miedo, o de frío. Aquel hombre se acercó más a mí y cuando ya estaba muy cerca, se agachó y cogió mis manos.
Tenía la cara tapada por la capucha del chubasquero, y no podía ver quién era, pero se iba acercando a mi, cada vez más.
la luz de la luna y de las tenues farolas que había al acabar el callejón le iluminaron el rostro. Alzó la cabeza, me miró a los ojos y por fin pude ver quién era.
Apartó sus manos de las mías y me las puso en la cara y su pulgar jugueteó un poco con mi labio inferior.
Después, apartó un poco las manos y me besó.
Yo me dejé hacer, quería, quería hacerlo, pero no estaba segura si me dejé porque estaba congelada y tenía miedo, o porque de verdad quería.
Él se apartó de mí.
-Blanca...Blanca...Blanca...-empezó a susurrar.